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Claudio

Bajo este título, directo, sencillo y contundente, el ensemble vocal Salix Cantor afronta uno de los repertorios más interesantes y difíciles de la Música Antigua a cappella; una selección de piezas polifónicas de Claudio Monteverdi, figura clave dentro del cambio de estética sonora que se produjo en Italia en torno al año 1600, y de uno de sus antecesores más influyentes: Luca Marenzio.

 

¿Palabra o música? ¿La palabra es un mero pretexto para dar rienda suelta a la armonía sonora o es la esencia de la composición siendo la música su servicial compañera? Éste es el debate que planteaban los compositores de fines del siglo XVI; debate que cristalizó en defensa de la palabra y, con ello, en la invención del stile rappresentativo, una forma de cantar muy cercana al recitado teatral que dio origen a la ópera y que influyó notablemente en la forma de componer del siglo XVII.

 

Marenzio y Monteverdi fueron claros defensores de esta escritura vocal dramática en la que la música no sólo tenía que reforzar el significado del texto, sino que también tenía que “afectar” al oyente buscando la empatía entre éste y el sentimiento de la obra.

 

Siguiendo esta línea estética, presentamos un programa dividido en dos partes; en la primera  parte - de carácter sacro - escucharemos el madrigal Quasi vermiglia rosa, de Marenzio (Primo Libro dei Madrigali Spirituali, 1584) en el que Dios, transformado en luz y en risa, se une a la hermosa joven, discreta y casta, que es María. La música nos transporta, como si de un cuadro vivo se tratase, a ese momento divino, puro y etéreo.

 

En esta primera parte encontraremos también otras tres obras de Monteverdi; dos motetes publicados en el Libro primo de moteti de G. C. Bianchi (1620), colega del compositor, y la Misa a cuatro voces a cappella.

 

Adoramus te, Christe se trata de un motete cuyo texto está extraído de una de las jaculatorias cristianas del Vía Crucis. Las jaculatorias son plegarias breves en las que se suele repetir un estribillo corto y sentencioso; en ésta, en concreto, el acento está puesto al final de la pieza, en la sobrecogedora súplica de la redención humana a través de la sangre de Jesucristo.

 

Por el contrario, Cantate Domino, cuyo texto está extraído del Salmo 98, habla de la victoria de Dios sobre los enemigos de Israel. Monteverdi realiza un ejercicio de contrapunto imitativo ligero y efectista para plasmar la idea de la alabanza a Dios a través de cantos e instrumentos musicales en contraposición a la primera parte en estilo homofónico.

Escucharemos también en esta primera parte la Misa a cuatro voces a cappella, publicada en la Selva morale e spirituale (1641), una de las compilaciones de música sacra más importantes del compositor, que resume a la perfección la evolución recorrida por el mismo. La misa conserva aún muchos ecos del Stile Antico; la polifonía es muy equilibrada, recordándonos en muchos momentos la música religiosa renacentista, pero en ella ya observamos un estilo mucho más florido que en su misa anterior (de 1610), rozando en muchas ocasiones el moderno estilo concertato (contraste de timbres o efectos sonoros).

En la segunda parte del programa, escucharemos madrigales de Marenzio y madrigales de los libros segundo, cuarto y quinto de Monteverdi. Del segundo libro (1590) son Ecco mormorar l’onde y La bocca onde, con textos de T. Tasso y E. Bentivoglio respectivamente. Este libro es una compilación de música descriptiva; en él encontramos madrigales que describen ríos, amaneceres, bosques, prados, flores, cielos y perfumes, casi siempre dentro de un escenario bucólico y benigno que es contemplado plácidamente por los protagonistas. Es en este grupo donde incluiremos además el madrigal de Marenzio Dissi a l’amata mia, en el que se describe a la amada como un ser angelical, siguiendo los cánones de idealización amorosa de la poesía renacentista.

 

El cuarto libro (1603) - del que escucharemos Sì, ch’io vorrei morire - es un claro reflejo del ambiente cosmopolita y estimulante de la Corte de Ferrara.  Tanto en éste, como en el quinto libro (1605), Monteverdi depura su técnica compositiva llevándola por un camino del que ya no se separará jamás y que desarrollará llegando a cotas altísimas de dramatismo musical en sus siguientes libros de madrigales. Ambos libros, cuarto y quinto, serán atacados por G. M. Artusi por alejarse ya completamente de la tradición vocal palestriniana y por abusar del uso del cromatismo y la disonancia.

 

Sin duda, este nuevo modo de componer que se afianza en el quinto libro no era algo arbitrario, Monteverdi había escogido este sendero conscientemente para expresar con mayor realismo y patetismo el dolor, en este caso, amoroso; la tragedia de la inminente muerte de Mirtillo y su despedida del mundo y de su amada Amarilli. Historia inspirada en la afamada tragicomedia de Guarini, El pastor fido, que es el eje central de los textos de los madrigales de este quinto libro, del que escucharemos Cruda Amarilli - interesante la comparativa que ofreceremos entre la versión de Monteverdi y la de Marenzio - y la trilogía Ch’io t’ami - Deh, bella e cara - Ma tu più che mai.

 

Ofrecemos, en difinitiva, una cita en la que escuchar esta selección de obras, compendio de algunas de las composiciones más brillantes de Monteverdi y Marenzio. Un programa en el que el oyente se deleitará con esta unión tan singular entre texto y música, unión capaz de revelar la más nítida dimensión de los afectos humanos y divinos.

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Programa Claudio.jpg

Música sacra

 

Adoramus te Christe

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Messa a quattro voci da cappella (1641)

Kyrie

Gloria

Credo

Sanctus – Benedictus

Agnus Dei

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Quasi vermiglia rosa (L. Marenzio)

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Cantate Domino (a 6)

 

Música profana

 

Dissi a l’amata mia (L. Marenzio)

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Ecco mormorar l’onde

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La bocca onde

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Ch’io t’ami

Deh, bella e cara

Ma tu più che mai

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Cruda Amarilli

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Cruda Amarilli (L. Marenzio)

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Sì, ch’io vorrei morire

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